El presidente de Estados Unidos no es elegido directamente por el pueblo, sino por el Colegio Electoral, que es el que toma la decisión final.
En unas elecciones muy reñidas, la importancia del Colegio Electoral cobra particular importancia.
Las elecciones de 2000 fueron muy reñidas y el resultado se definió en el ámbito legal. |
Para la elección presidencial, cada uno de los 50 estados (además de Washington D.C.) tiene un número distinto de delegados ante el Colegio Electoral.
Ese número es el resultado de la suma de dos cifras: por un lado, el número de senadores (que son siempre dos por estado), y por otro, el número de representantes (que varía de acuerdo al tamaño de la población de cada estado).
Por ejemplo, California, el estado más poblado, designa 55 delegados, mientras que los estados más pequeños tienen sólo tres.
Técnicamente, al votar los estadounidenses no están eligiendo a su candidato, sino al delegado que más tarde votará en su lugar ante el Colegio Electoral.
En total el Colegio Electoral cuenta con 538 delegados. Para convertirse en presidente, el candidato necesita conseguir los votos de 270.
POR EJEMPLO... En el estado X, que tiene 10 delegados ante el Colegio Electoral, el partido A obtuvo un 60% de lo votos y el partido B obtuvo el 40%. Los delegados ante el Colegio Electoral no se reparten proporcionalmente entre uno y otro partido (es decir, 6 para A y 4 para B) de acuerdo al voto popular... ...sino que el ganador (A) se lleva los 10 delegados. |
En caso de producirse un empate de votos en el Colegio Electoral, la decisión sobre quién será presidente es tomada por la Cámara de Representantes.
En Maine y Nebraska el sistema de representación de delegados es proporcional al del voto popular, pero el resto de los estados funcionan bajo la premisa de que el partido que obtiene la mayoría de los votos se adjudica todos los delegados que representan a ese estado ante el Colegio Electoral.
Esta peculiaridad del sistema permite que un candidato pueda llegar a obtener la victoria en el Colegio Electoral sin que necesariamente haya ganado el voto popular nacional.
Eso precisamente fue lo que ocurrió en los comicios presidenciales de 2000, cuando el entonces candidato demócrata, Al Gore, ganó el 48% de los votos comparado con el 47,87% que obtuvo George W. Bush. Pero Bush ganó porque obtuvo 271 votos en el Colegio Electoral, frente a los 266 de su contrincante.
Lo que decantó la victoria republicana fueron los 25 delegados del estado de Florida ante el Colegio Electoral, que fueron todos para Bush a pesar de que la diferencia del voto popular de ese estado fue sólo de 537 papeletas.
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