sábado, 8 de noviembre de 2008

Obama: reactivar la economía llevará años


Obama: reactivar la economía llevará años

Como es costumbre desde que fue elegido el primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama volvió a tener un amanecer amargo.

La economía lo despertó con la noticia de que unos 240.000 norteamericanos habían perdido sus trabajos en octubre y que el desempleo había llegado al 6,5%, el punto más alto en los últimos 14 años.

Una advertencia, una promesa y una demanda lanzó, entonces, el senador demócrata, en su primera conferencia de prensa desde que, el martes último, logró una victoria apabullante sobre su rival republicano, John McCain.

La advertencia fue para todo Estados Unidos. En tono sereno pero sombrío, el presidente electo alertó a los norteamericanos sobre que reanimar su economía llevará años.

"No será ni fácil ni rápido salir del agujero en el que nos hemos metido", dijo Obama.

La demanda fue para el gobierno de George W. Bush y para el Congreso. Obama instó a ambos a poner en marcha, "más temprano que tarde", un millonario "paquete de estímulo económico". Si no lo aprueban, lo hará él apenas asuma, el 20 de enero próximo.

La promesa fue para la clase media. Dijo que la "rescatará" del mundo de incertidumbre y golpes en el que la sumió la crisis financiera. Y, sin perder el tono optimista, agregó que "un nuevo presidente puede tener un impacto enorme" en una eventual recuperación.

El senador demócrata estuvo rodeado por su compañero de fórmula, Joe Biden; su flamante jefe de gabinete, Rahm Emanuel, y por su consejo de asesores económicos en la abarrotada sala de un lujoso hotel de Chicago.

En pocos minutos, Obama pasó de hablar del plan nuclear de Irán a hacer comentarios sobre el perro que comprará para sus hijas cuando la familia llegue a la Casa Blanca. Pero dijo que su desvelo, su prioridad, es y será la economía. "No hay que subestimar la enormidad de la tarea que nos espera. La crisis es el mayor desafío de nuestra vida", dijo

Sin descanso desde que es mandatario electo, Obama vivió los últimos tres días con el ritmo propio de un presidente en funciones. Hizo designaciones para su gabinete; recibió el resumen presidencial de inteligencia; conversó con decenas de líderes mundiales y delineó los ejes de sus primeras acciones de gobierno. Sin embargo, Obama advirtió ayer que el presidente todavía es Bush. "Estados Unidos sólo tiene un gobierno a la vez", dijo.

La advertencia dio paso al reclamo. Y el futuro presidente instó a su predecesor inmediato y al Congreso a que aprobaran el paquete de estímulo que hace recordar al New Deal de Franklin D. Roosevelt y que uno y otro discuten en este momento. El plan de 100.000 millones de dólares acompañaría al salvataje financiero para los bancos. E incluye créditos para el consumo, mayores beneficios para los desempleados, préstamos a los estados para cubrir los crecientes gastos de ayuda médica para los más pobres, un recorte de impuestos y más obra pública. Este punto es el que divide a un Capitolio de mayoría demócrata y al saliente gobierno republicano.

La aprobación del plan antes de su asunción daría a Obama más armas para combatir la inminente recesión. Si el paquete no es aceptado antes, el futuro presidente deberá dedicar sus primeras semanas a presionar por el plan de estímulo. Ayer, prometió -como lo hizo en la campaña- que trabajará con demócratas y republicanos para aprobarlo y "salvar a la clase media".

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